terapia de choque para el patriarca de la familia
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A parte de unas clases de protocolo y de saber estar porque digamos que aún está por civilizar, al abuelo le hacía falta que una mujer le echara un buen polvo porque desde que enviudó no se le ha atribuido ninguna relación sentimental y él siempre fue un hombre muy fogoso. A sus setenta y tantos años sigue teniendo mucha vitalidad y ninguna de las hembras de la familia estaba dispuesta a ver cómo el viejo se iba consumiendo por una simple cuestión de falta de sexo, pues bien, hicieron un sorteo para ver quién le echaba el primer casquete y afortunadamente le tocó a la más cochina de sus nietas… (Los que tengáis problemas para ver algún vídeo, reproducirlo en el navegador Internet Explorer).