te he dicho mil veces que no vengas al trabajo
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Con lo que tiene que aguantar este apuesto profesor de universidad a diario ya que las veinteañeras están cada vez más salidas y no paran de rondar por su clase para follárselo, y además tiene a su hija allí cada dos por tres pidiendo cariño porque trabaja a dos manzanas del centro. La carne es débil y todos los días tenemos que hacer ejercicios de contención, pero coño, ésto es demasiado y ese culo no merece pasar hambre.