Me duele papi, pero no pares de follarme
Es muy pequeña la barrera que hay entre el dolor y el placer cuando mantienes relaciones sexuales con una jovencita prácticamente virgen, por un lado les duele puesto que su chochito aún no está acostumbrado a ser penetrado, pero por otro les encanta las cosquillitas que el pene de papi le hace en sus zonas íntimas. Supongo que esta rubia tenía esa cara de enfado porque quería dar a entender a su papi que no era una cualquiera y que no le chupaba la polla al primer hombre que se cruzara por su camino, pero ese gesto de rabia se convirtió en un gesto de placer a medida que la verga del maduro se deshacía en su pequeña boca. Aún así esta chica tiene un estrecho vínculo con su madre y bajo ningún concepto quiere que sepa nada de la relación sentimental y de incesto que mantiene con su padre, por eso han hecho una especie de pacto de silencio y el tipo se la podrá follar siempre que quiera a condición de que no le diga ni una sola palabra a mamá de esto. Os va a poner los pelos de punta ver con qué dureza papá se follaba a su querida hija y lo pronto que esa gran polla se acopló a su pequeño chochito, estas cosas dejan patente que por muy estrecho y cerrado que esté un coño, al final acaban dilatados y totalmente abiertos y en esto tiene mucho que ver el grado de excitación que tengan las chicas. No es necesario que os diga lo cachonda que estaba nuestra amiga y entre lágrimas y sollozos gozó hasta el último centímetro del duro miembro de su padre.