Su madrastra y hermanastra no podían creérselo
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Se metían con él constantemente, hasta que el muchacho tuvo una idea genial. Se bajó los pantalones y les enseñó el rabo a esas dos zorras. No podían creérselo, ese chico tenía huevos, literalmente. Incluso la madurita le tapó los ojos a la jovencita para que no viera su verga, era grande. Sin embargo esa misma noche fue la zorra de su hermanastra la que acudió a su habitación con la intención de disculparse y algo más. Le dijo que quería volver a verle la polla, pero esta vez de cerca. El chico se la enseñó nuevamente, y de repente salió de la nada la zorra de su madrastra para entre ambas follárselo.